jueves, 8 de noviembre de 2012

La libertad de una cosa llamada tiempo

¿Alguna vez te has parado a pensar en lo rápido que pasa el tiempo? Y si el tiempo es oro... ¿por qué pasa tan rápido?
Porque el tiempo pasa rápido, aunque a veces nos de la sensación de que va al ritmo al que más le apetece, y que probablemente sea a un ritmo totalmente opuesto al que deseas. Cuanto más despacio quieres que pase el tiempo, cuanto más quieres que un insante se prolongue, que no acabe nunca, más rápido pasa el tiempo.
Y cuanto más angustioso es el momento, cuando lo estás pasando peor, te sientes agobiado, atrapado en las redes de un sentimiento con el que no te sientes libre, deseando que sólo sea fruto de un sueño, un terrible sueño, una pesadilla de la que intentas despertar, pero por más que lo intentas no puedes, porque en el fondo sabes que no es un sueño, es algo real que no puedes cambiar pero que el tiempo podría hacer que pasase más rapido, y aunque así fuese, te seguirá pareciendo siempre una infinidad.
Cierras los ojos y piensas, que parece ayer cuando tu mayor preocupación era tener la muñeca con el vestido más bonito o el cromo de tu jugador favorito, y que ahora están olvidados en un cajón del desván de tu memoria. Te das cuenta de que ahora, lo más importante es ser tú quien llevas el vestido más bonito para poder encontrar, o simplemente conquistar a ese chico que ahora busca ser el jugador de su cromo, al que un día otros admiren y quieran conseguir para su colección.
Porque, el tiempo, caprichoso con nuestras vidas, pasa, más lento o más rápido, pero que no puedes controlar porque simplemente, es libre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario